2005-08-12

A vos, que nunca lo leerás.

De qué me quejo.
Yo te dejé ir, me dirás.
Pero no, de a dos te dejamos ir.
Te dejé ir cuando cansada de tu ausencia
encontré otro cuerpo que me diera calor.
Pero me dejaste ir
cuando dejaste pasar todos los trenes para elegirme
y eso que me cansé de llamar al ferrocarril.

Hoy todo se resignifica.
Releo lo que te escribí hace mucho y
me duele cuanto te amé.
También me provoca una pequeña sonrisa triste.
Presiento que nunca cesará este dolor,
porque estás eligiendo exactamente “a pesar de mí”
y duele, duele.
Duele tanto que te mandaría todos los poemas que te escribí,
para que entiendas cuanto te amé y cuanto perdimos.
Pero, sabés?
No lo haré, esta vez.
Aún te quiero, y
magnánima por primera vez,
espero y deseo que seas feliz aunque sienta que te volviste tan mediocre!
Que mis palabras siquiera te rocen
y alcances esa felicidad ilusoria que ni siquiera se atreve a mirar
lo que hubiéramos podido tener.

3 comentarios:

Eva dijo...

Bello, me gustó leerte, nuevamente, te extraño

Fer dijo...

Que se pague cara la cobardia, aunque desgraciadamente deba el elevado precio deba pagarse de a dos...

Paula dijo...

"lo que hubiera sido"... de ahi en mas, solo nos queda poner la vida en condicional..
Saludos, compañera!