Esta serpiente que sale de mi vientre y por mi boca, esta serpiente que te escupe, te envenena, esta serpiente que duerme a oscuras del rencor.
Este veneno con sabor a despedida y a pasiones pasadas, este veneno amargo y extractado que se nutre de la muerte, del alcohol, de la nada.
Estos ojos que ya no ven y sólo perciben formas que simplemente desea borrar, estos ojos que se ciegan y desean apurar su negrura y silencio.
Esta boca que se ríe a carcajadas de insultos y maldades, esta boca que está seca y podrida, esta boca capaz de crear abismos miles entre tu rostro y el mío, que está disecada en vida y no puede siquiera esgrimir una mueca de orgullo.
Este corazón que te ama pero te odia, que no tolera sentirse dentro de este cuerpo, este alma errante que desea partir al olvido, esta persona que no puede permitir que sigas despertando más demonios.

Mother

mi mano que casi te alcanza, casi puede rozarte, con la punta de mi dedo indice, y no, no, una vez más me tironean hacia atrás de mi vestido largo y blanco, blanco porque me prohibieron el negro, blanco porque quiero blanco para poder ir hacia vos sin culpas y sin penas
el final del túnel y vos mirándome extendiendo tus brazos y yo estirándome, retorciendo mis tendones y quebrando mis huesos para alcanzarte, aferrarme y no soltarte nunca más
mi dedo índice que siente tu calor y despierta de este frío mortal que cubre mi cuerpo y mi alma, las venas de mi mano que se marcan azules en su renovada vida mientras casi te alcanzan pero me siguen tirando hacia atrás, y no te alcanzo, no te alcanzo
sangre que brota de mis hombros, mis codos y mis ojos, que no pueden llorar más lágrimas porque se agotaron de tanto llorarte
y mis manos crispadas en su impotencia que caen a mi lado, como ramas secas de algún árbol que dejó de ser sombra hace tiempo
me desarmo una vez más en este manojo de nada que soy y siguen brotando lágrimas rojas, pero nadie las ve, nadie las ve en esta estepa fría, nublada y sola